Hoy lunes 20 de agosto, me levanté muy temprano ( a las 5 de la mañana, como siempre, ja!), le di el besito de buenos dias a mi niña y pense..... ¡¡¡¡¡HOY ME VOY A DURANYORK!!!.
Bañadito y perfumadito me fuí al hospital a firmar unos papeles sin importancia, y he aquí yo, en mi departamento, planchando mis camisas, preparando mi maleta y escribiendo cosas triviales en mi blog.
Recuerdo, que hace aproximadamente tiempo ya, estuve por las vetustos jardines del chopo, había árboles enormes en el, al acercarme tomé con mis manos sus hojas, que despedían un aroma muy agradable, y pense """""ES UN SAUCE LLORÓN"""""", ¡ah! vaya - que majestuoso- este árbol, en verdad, huele a mi terruño... si, asi es, mi Durango, que tanto extraño. Extraño el sauce llorón meciéndose delicadamente por el viento, el aroma del pino imperial y del pino triste, la majestuosidad de los Sabinos, la discreción de los mezquites, extraño al silencioso guardián del desierto "el huizache", tantas cosas, que vinieron a mi mente, tantas cosas que me hicieron recordar momentos felices de mi infancia y despiadada juventud.
Extraño las alamedas, las moreras, los adoquines rojos que tapizaban las calles del hogar del sanedrita, los mismos adoquines rojos, cubiertos de hojas secas que tanto me inspiraron a la tranquilidad, tomar un buen vino y leer un buen libro.
Amo mi terruño, muy a pesar que sea criticado despiadadamente por los torreoneros de mierda, o lo que digan los chihuahueños que suspiran porque la frontera norte esté por debajo de Delicias. A pesar de su lejanía geográfica, allá en mi tierra se respira identidad, orgullo por pertenecer a la gran nación mexicana (a diferencia del resto de los estados del norte).
Espero en Allah, que la segunda reconstrucción de la ciudad le dé su pasada gloria colonial y que esas porquerías que han puesto (liverpool, galerías & cia) no hagan perder la belleza de ese lugarcito de la bella provincia mexicana.